Historia de Marrakech
Conoce la fascinante historia de Marrakech desde su fundación por Yusuf ibn Tašufin, de la dinastía berber de los almorávides, hasta nuestros días.
La historia de Marrakech comienza con su fundación en 1062 por Ibn Tasfin, que instaló en ella la sede de la dinastía de los almorávides "habitantes de las rábidas" escuelas propagadoras de la fe, desde la que los almorávides conquistaron todo Marruecos. A Ibn Tasfin se le considera el padre de Marruecos.
El califa almorávide Abd al Mu-min mandó construir dos mezquitas, una de ellas es la famosísima Mezquita Koutoubia inspirada en el arte del Al-Andalus que recuerda a la Giralda.
Derrotados los almorávides, se instaló la dinastía de los almohades, "unificadores" del Islam, beréberes que negaban la intercesión de los morabitos o santones ante Dios. La época almohade fue un periodo de gran esplendor para Marrakech. Numerosas construcciones la recuerdan, como la majestuosa entrada de la Qasba, fortaleza en la que existe también una mezquita.
En 1230 al-Maymun, de la dinastía de los benimerines, ayudado por Fernando II conquistó Marrakech. Poco después su hermano Abu Yusuf eliminó a los almohades y los benimerines gobernaron Marrakech durante dos siglos. En la etapa benimerin, la ciudad estuvo un poco olvidada y no hay vestigios que resaltar de su paso.
A la dinastía benimerin o marinie, como también se la denomina, la siguió la dinastía de los Wattasi y de ésta, y por último, el poder pasó a la dinastía de los Jerifes.
Los Jerifes son descendientes de Mahoma por línea de su hija Fátima casada con Ali. De Ali procede el nombre de Alauíes, dinastía a la que pertenece el actual rey de Marruecos y de ahí la denominación de "reino alauita", anteriormente también llamado "imperio jerifiano".
Los Jerifes tomaron el poder en el siglo XVI. De esta época destacan la mezquita de Bab Dukkala, de Muassin y de Sidi al-Yazuli, la madrasa de Ibn Yusuf de 1570 y el mausoleo del saadie al-Mansur y su familia.
Marrakech pasa por todos los avatares históricos del propio Marruecos donde portugueses, españoles y franceses pusieron sus pies, unas veces para eliminar a los corsarios, otras por represalias por permitir la piratería y, en general, por el control de sus riquezas naturales y su privilegiada situación de puerta de África.
Historia convulsa hasta la independencia de Marruecos en 1956, con escasas épocas de paz propiciadas por las ambiciones de los países europeos que se neutralizaban entre sí.
En 1911 la capital de Marruecos pasó a ser Rabat y Marrakech pasó a un segundo plano. Hoy es una ciudad que vive principalmente del turismo, de los productos agrícolas que se exportan a Europa y de las conservas vegetales. Es centro comercial de su región y centro del trasporte del mineral extraído en el Atlas.